
Los mensajes de salud pública instan a pasar menos tiempo sentados, pero no especifican las maneras adecuadas de hacerlo.
Los esfuerzos de salud pública se han centrado en la actividad fÃsica moderada a vigorosa para mejorar la salud cardiovascular, pero solo entre el 3 % y 6 % de los adultos mayores de 60 años cumplen con las pautas que acostumbran transformarse en un objetivo desafiante.
Los cambios de comportamientos sedentarios requieren objetivos conductuales alternativos viables para contribuir a una mejor salud cardiovascular.
El ensayo controlado aleatorizado Rise for Health, evaluó enfoques para modificar los hábitos de sedentarismo y. asimismo, examinó los impactos fisiológicos en la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre de las mujeres posmenopáusicas. Los autores recuerdan que este amplio grupo poblacional acostumbra pasar sentado buena parte de su tiempo de vigilia, situación que predispone a riesgos aumentados de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer y muerte prematura.
Aunque se necesite sumar evidencia, interrumpir el tiempo prolongado sentado con cambios posturales que involucren la transición a estar de pie reducirÃa fisiológicamente la presión arterial con mejorÃa de la función endotelial.
Participantes seleccionadas
Para analizar los efectos de las posiciones, el estudio convocó 2.028 mujeres, de las cuales 914 fueron elegidas y 620 asistieron personalmente a la evaluación.
La lista definitiva quedó conformada por 388 mujeres que las autoras/es ordenaron en dos grupos de trabajo:
Sentarse menos, grupo focalizado en el objetivo de reducir la posición durante el dÃa.
Sentarse y ponerse de pie, concentrado en levantarse del asiento con más frecuencia.
Los comportamientos de ambos grupos, seguidos por tres meses, fueron comparados con otro de control que recibió consejos generales de salud sin solicitársele que cambiara sus hábitos de sentarse o ponerse de pie.
Los datos fueron recopilados entre junio de 2018 y agosto de 2022 por la Universidad de California, San Diego, EE.UU.
Consecuencias del movimiento
Llamó la atención de los autores que el incremento de la frecuencia de sentarse menos o ponerse de pie implicó una mejora significativa en la glucemia. En cuanto al grupo que estuvo «menos sentado», no alcanzó significación estadÃstica el haber reducido el tiempo diario de la ´posición en 75 minutos ni las mejoras parciales de la presión arterial.
Las mujeres del grupo de bipedestación aumentaron las veces que se pusieron de pie en un promedio de 25 al dÃa con reducción de la presión arterial diastólica 2,24 mmHg más que el grupo de control.
Si bien no se alcanzó un cambio clÃnicamente significativo de 3 a 5 mmHg, la disminución demuestra que, en tan solo tres meses, aumentar la bipedestación conducirÃa a la reducción de la presión arterial diastólica.
Ante la posibilidad de que las mejoras adicionales puedan necesitar más de tres meses, los autores presentaron una nueva solicitud de subvención para evaluar en hombres y mujeres mayores ambos comportamientos en un mayor perÃodo de tiempo.
El estudio resalta que las mujeres establecieron metas propias y lograron notable superación de sus hábitos relacionados con el sentarse, conducta que, con un poco de orientación, permitirÃa establecer una diferencia tangible en la salud a corto y largo plazo.
Adaptar intervenciones prácticas, fáciles de ejecutar, realistas y alineadas con objetivos personales -como levantarse de la silla 25 veces más al dÃa, alrededor de dos veces por hora durante 12 horas- puede ser un objetivo posible para buena parte de la población adulta mayor.
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